
La menor de todas se llamaba
Ariel, quien superaba a sus hermanas en belleza, pero también en curiosidad y
atrevimiento.
La sirenita Ariel soñaba con
ir hacia la superficie del mar para conocer la belleza del cielo y conocer de
cerca a esas inteligentes criaturas llamadas humanos. Tritón vivía preocupado y
continuamente le decía que cuando cumpliese 15 años podría subir a la
superficie, pero que nunca le permitiría acercarse a los humanos.
Ariel contaba los días para
la marcada fecha. Así, cuando esta llegó pidió permiso a su padre y con la
venia de este fue sin dudarlo a la superficie. Ciertamente el cielo era tan
lindo como se lo habían descrito. Tras unos minutos de deleite vio un extraño
cuerpo que se acercaba al sitio exacto donde estaba era un barco y quedó
impactada por la tan rara construcción.

Luego una rápida tormenta se formó y fieras olas zarandearon el
barco, tirando por la borda a gran parte de sus tripulantes. Al ver esto la
sirenita Ariel de inmediato se dirigió a donde estaba Eric, luchando por su vida,
pero prácticamente inconsciente.
Ariel lo ayudó a llegar a la
orilla y allí lo dejó mientras lo contemplaba con una mirada de amor, el joven
Eric despertaba de su letargo y por unos segundos contempló a la bella muchacha
que le había salvado la vida.



Durante tres días fueron
varios los momentos en que la pareja pudo haberse besado, pero Úrsula impidió
que esto ocurriese. En su malévola mente tenía un plan y era apoderarse para sí
de la voz de la sirenita, con lo que adoptaría su forma y sería ella quien se
casase con el príncipe. Llegado el término del plazo
el plan de Úrsula se materializó. Ariel volvió a ser sirena y la bruja adoptó
la figura de la bella muchacha, con su voz y todo.
Hechizado, Eric le propuso
casarse enseguida a la bruja y creyó que Ariel era una malvada criatura que lo
había engañado. Por suerte, antes del sí todos los animales y criaturas
marinas, que adoraban a la sirenita Ariel y querían su felicidad por encima de
todo, el rey incluido, que había recapacitado, acudieron en ayuda de la niña e
impidieron la boda.
Rápidamente descubrieron a
Úrsula y se las arreglaron para que Ariel recuperase su voz. Eric cayó en la
cuenta de que había sido engañado, por lo que acabó con la vida de la bruja y
no dudó en besar a Ariel, aunque fuera una sirena.
Pero sucede que con el beso
los sueños de ambos se cumplieron. El amor todo lo puede y la cola de Ariel se
convirtió en un par de lindas piernas. Así, la pareja vivió feliz para siempre
y lograron establecer la armonía entre el reino de los hombres y el de las
sirenas.
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